Esta mania de saberme angel,
sin edad,
sin muerte en que vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.
¿Y quien no tiene un amor?
¿Y quien no goza entre amapolas?
¿Y quien no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?
Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
solo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce ereccion,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo angeles,
angeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.
Un espacio de respiro ante el ruido del mundo y su sobre-información. Por favor no dispares a menos que sea absolutamente necesario.
domingo, diciembre 05, 2004
Exilio...
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