Todo lo que te rodea palpita dentro de ti:
sol, tierra, agua, aire.
Por eso hoy te estás volviendo sequía,
mañana, simple, un terremoto,
otro día, el torrencial,
el tercero, la transparencia
que a uno le posibilita
mirarse en el fondo
de tu inmensa profundidad.
Al mismo tiempo toda tú eres
el oído que escucha
cómo bate el mundo
dentro de ti.
Quien siempre te desea?
Solo quien te considera como presa
para quien eres solo un alimento
quien siempre esta ansiosa de verte?
Acaso la serpiente?
Y tu, quien rechaza la sobriedad
el que solo puede ver en la oscuridad
buscas veneno para no estar consciente
y quien la guarda sin desperdiciar?
Acaso la serpiente?
Y aunque queda tan poco de tu cuerpo
que has sacrificado un bocado a la vez
otra vez sales hacia el desierto
y me pregunto a quien tienes en mente,
Acaso la serpiente?
Todos conocemos el amor que sienten los yankis por las armas.
Lo que no es normal es que entrenen a una niña para montar un fusil de asalto en el menor tiempo posible.
¿Será para que actué con rapidez si algún día sus compañeras de la secundaria se rían de ella?
¿O por si algún profesor le corrige mal un examen?
¿O en un momento de locura que suelen ser muy comunes se suban a la torre de un relog o a un centro comercial a disparar a todo el mundo?
Después nos salen con estúpidas campañas para mantener la pureza y candidez de los menores hasta los 18 años.
"La búsqueda de la libertad
es la única fuerza que yo conozco.
Libertad de volar en ese infinito.
Libertad de disolverse, de elevarse,
de ser como la llama de una vela,
que aun al enfrentarse a la luz de un billón de estrellas
permanece intacta,
porque nunca pretendió ser más de lo que es:
la llama de una vela."
Dos días
y el aire se pudrirá
y lloverán cenizas
y jirones de seda
de ángeles ahorcados
y ginebra dulce
y espuma de absenta
y mugre y carcoma
de belloteros negros
y sudarios de fresa
con diademas oxidadas
de sirenas ahogadas
y jazmín demoníaco
y trozos de menta.
Dos días
para que te des cuenta
de que soy el futuro
de los años 50
de que un bocado
de mi carne
sabe a regaliz ardiente
de que el vino es la verdad
de que el látigo te gusta
y la sangre te apetece.
Dos días mas...
y no volverás a verme.
