Y te perdí...
Y la muerte continuó siendo la misma,
sin prisa,
sin pausa
y convertida en deseo,
como argumento el cielo
y por en medio la vida
ocurriendo sin cesar.
Diez años sin vernos
y no,
no parece que fue ayer
y aunque a veces fuí feliz
entre tus brazos,
no eras tú,
no era yo...
era el dolor
o en su defecto mi sonrisa
al creer que me marchaba
pero hoy me desespero
cuando siento
que nada es para siempre
y que el mundo no se acaba...
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