miércoles, mayo 30, 2007

No es tu sexo lo que en tu sexo busco, sino el agua que grandes émbolos derraman del Alma profunda,
y la luz que trae el agua,
fulgurando con resplandores de joya,

y que es tu luz:

Eso quiero beber
y que me entregues, no tu sexo.
Prueba el vino que esta noche te ofrezco:

Es ácido y verde,
sabe a yodo, y es salobre,
Como el mar en el que nacimos,
y que espera,
siempre, detrás de todas las montañas del Mundo.

No es tu sexo lo que en tu sexo busco, sino el Océano, sacudido por tormentas y mecido por vientos que arrastran atardeceres de plomo,
y los fuegos circulares que nacen
de mares cálidos y calmos.

No tu sexo, sino tu mar
Lanzado hacia cielos ambiguos desde émbolos convulsos,
con los ojos cerrados y un grito casi pudoroso,
extrayendo de lo más profundo de tu cuerpo
la sal de las lágrimas y el amargo del sudor.
Es un Océano de donde beber
Lo que busco
en el fondo de tus ojos caucasianos,
No tu sexo.



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